Me parece muy importante motivar a los niños a que desarrollen un tenis variado, completo.
Que entren a volear, hagan drop shots, busquen tiros con ángulos, cambien trayectorias y velocidades de pelota.
Pienso que se debe promover que se atrevan a utilizar diferentes recursos, aunque se equivoquen.
No resulta grave que eso suceda, porque a su edad cuentan con derecho a errar.
Creo que no se tiene que limitar el juego de los niños, por buscar un resultado, por la necesidad de triunfos.
En ciertas etapas, vencer no es lo más importante, sino que lo medular es el desarrollo integral del jugador en formación.
Terminado ese período, viene la fase en que hay que exigir rendimiento.
Nunca antes.
En los partidos de torneo los niños se encuentran solos en la cancha, bajo bastante presión.
Pero esa soledad resulta formativa, ya que obliga al competidor a decidir sin tener que preguntarle a alguien su parecer, o buscar aprobación externa.
El tenis convierte a los jugadores en seres independientes, autónomos, capaces de soportar el estrés y sobreponerse a la adversidad.
Y lo anterior, desde mi punto de vista, son los ingredientes de la valentía.
Por lo tanto, la soledad no siempre es mala.
También puede ser uno de los mejores maestros.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
