Estoy seguro que el tenis resulta muy educativo, porque te enseña mucho casi sin que te des cuenta.
Si juegas tenis, te acostumbras a convivir con los errores, y no dramatizarlos, pues se trata de un deporte que está hecho de errores.
El tenis te inculca que la victoria y la derrota nunca son definitivas, ya que puedes perder o ganar el próximo partido.
Al jugar tenis aprendes a enfrentar siempre los problemas con valentía, dando la cara, porque en una cancha no puedes ocultarte en ninguna parte.
El tenis te obliga a asumir las consecuencias de tus actos, pues en la pista solamente eres tú el responsable de tus aciertos y errores.
Desde un principio, el tenis te deja claro que sin esfuerzo no hay recompensa, ya que si no entrenas muy duro los resultados que esperas nunca llegarán.
Internándote en el camino del tenis aprendes a ser paciente, por cuanto formarte bien como tenista toma al menos diez años.
El tenis te deja como herencia la honestidad, porque se puede ser caballero sin ser tenista, pero no se puede ser tenista sin ser caballero, como dice la conocida frase.
Cuando llegan las derrotas y el camino se pone cuesta arriba, el tenis te fuerza a ser perseverante y entrenar más duro y mejor que antes, para superar ese período adverso.
El tenis también te enseña que el éxito es una suma de factores.
No basta con ser talentoso, ni dotado técnicamente, si eso no se acompaña de un estado físico impecable y un trabajo sicológico, que permita resistir la presión de la competencia.
Definitivamente, el tenis es tu mejor maestro, pues moldea tu mente, cuerpo y alma.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
