Acostúmbrate a hablar de tenis, de técnica, táctica o de las distintas formas de entrenar.
Analiza tus partidos y extrae conclusiones. Estudia encuentros del circuito, ve videos, escucha a los grandes entrenadores y contrasta tus observaciones con otra persona.
Resulta fundamental entender por qué un jugador, que puedes ser tú mismo, ganó o perdió un partido.
Comparte con humildad lo que sabes, intercambia puntos de vista y no te guardes nada. Ya está todo inventado, así que no existen grandes secretos reservados para unos pocos.
De acuerdo a mi experiencia, los que más saben son los más abiertos a transmitir sus conocimientos.
Los mezquinos son quienes no están tan seguros de lo que saben, ni los que cuentan con tantos conocimientos. En general, esos son falsos maestros.
Considérate afortunado, si con lo que sabes puedes guiar a alguien para que su juego evolucione. No esperes nada a cambio. Ya ganas mucho con poder ayudar, porque enseñando es cuando más se aprende.
Haz por otros lo que nadie hizo nunca por ti, pero también repite lo que otros sí hicieron por ti, y te ayudó.
Entrena con los que juegan menos que tú. Háblales de sus fortalezas y debilidades, pero sobre todo de sus fortalezas, pues si las potencian pueden convertirse en armas extraordinarias.
No hay nada más lindo que ver crecer y progresar a otros jugadores, gracias a una palabra o consejo tuyo.
Haz que otros crean en sí mismos. Es lo mejor que puedes hacer por una persona.
Y habla mucho de tenis, de lo que pasa dentro de la cancha, con la mayor cantidad de personas posibles.
Así se aprende, se mejora y también se aporta.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
