Se habla mucho de los directores de las academias.
Pero entre los profesores del staff, siempre hay uno que es su hombre de confianza.
Y de esa pieza vital, no se habla.
Como si fuera invisible.
Ese segundo hombre en la jerarquía de la academia, es el que pasa más horas en cancha con los alumnos, con quienes tiene una relación de mayor confianza que el director.
Tal vez, la mano derecha del director nunca llegue a dirigir su propia academia.
Puede que no tenga la capacidad de liderar un proyecto, pero desempeña con excelencia un rol clave alejado de las luces.
Aunque no es el único invisible.
Muchos jugadores esperan que su profesor siempre los comprenda.
Pero para ellos su entrenador es invisible, pues nunca se formulan estas preguntas:
¿Estará bien mi profesor anímicamente?
¿Tendrá algún problema?
¿Será tan difícil lo que me pide, como para que me lo deba repetir todos los días, varias veces por sesión?
Coach y jugador conforman un equipo.
El alumno cuenta siempre con toda la atención del entrenador.
Entonces, el deportista también debería preocuparse por su profesor.
Eso se llama reciprocidad.
Asimismo, existen alumnos invisibles en las escuelas de tenis.
Quienes integran en ocasiones esa categoría son los con menos aptitudes deportivas, los más tímidos o muy educados.
Se trata de alumnos poco tomados en cuenta, por sus compañeros o profesores.
En cambio, los niños eternamente problemáticos nunca son invisibles.
Se habla de ellos, se los tolera y se disculpa su reiterado comportamiento inaceptable, a pesar de ser una pésima influencia para el grupo.
Si se aplicara la lógica y la justicia son ellos los que deberían ser invisibles, para que no sientan que siempre acaparan toda la atención con su mala conducta.
Por último, existe una forma de mejorar la concentración, invisible para muchos: leer
Leer primero quince minutos, y luego aumentar el tiempo de manera progresiva.
Leer sin revisar el teléfono móvil, escuchar música, ver televisión, ni prender el computador.
Así se practica el enfocarse cien por ciento en algo durante un período de tiempo prolongado, tal como lo exige el tenis.