¿A quién se le ocurrió ese nombre? La verdad, suena bonito.
Lo paradójico es que desde que tengo memoria, la familia del tenis ha estado dividida por distintas razones.
Familia es sinónimo de unión. Por lo tanto, en el tenis estamos lejos ser una auténtica familia.
La cohesión no es lo que ha imperado, precisamente, en la familia del tenis.
El tema es que en el tenis somos pocos. Muy pocos. Y con la irrupción de deportes como el pádel, corremos el riesgo de ser menos todavía.
Si además de ser pocos estamos divididos, entonces no tenemos cómo, ni cuándo, solucionar los múltiples y severos problemas que aquejan al tenis nacional.
Hace poco, asistí varios días a un torneo para juniors organizado por el Club Sirio. Fue un lindo campeonato, en el que pude apreciar que se había puesto atención hasta en los más mínimos detalles.
Me explicaron que ese bonito torneo, era la consecuencia del trabajo mancomunado de todos los estamentos del club.
Entonces pensé: ¿qué pasaría si la familia del tenis hiciera lo mismo y se uniera, como los integrantes de ese club? ¿Se imaginan lo que seríamos capaces de hacer, si trabajáramos en conjunto?
Divididos y todo, los distintos actores del tenis chileno se las arreglan igual para concretar proyectos como el torneo que mencioné, al que se suman otros campeonatos bien organizados y capacitaciones de alto nivel, entre otras iniciativas.
Sin embargo, ninguno de nosotros es tan bueno solo, como todos nosotros juntos.
Creo que ya es hora, que nos comportemos como una verdadera familia.
El tiempo apremia.
El tenis no puede, ni merece, seguir esperándonos.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
