Fui tres días a ver el tenis de los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
Quedé maravillado con la infraestructura, organización y ambiente que se respiraba durante los partidos.
Pero valoro tanto o más el que durante esas jornadas conocí gente, con la que tuve un enriquecedor intercambio de opiniones.
Me reencontré con dos ex alumnos, con los que jugué mini tenis y pude constatar sus progresos.
También vi amigos, aprendí de conversaciones sobre el deporte y la vida, y volví a ver a personas que aprecio, con las que no coincidía hace bastante tiempo.
Fueron días que agradezco, durante los que recibí enseñanzas que atesoro.
Algo similar me sucede cuando asisto a una capacitación.
Aprendo de los expositores, pero también valoro mucho lo que me transmiten los otros asistentes, a través de los diálogos que van surgiendo a lo largo del curso.
La mayor parte de esas charlas versan sobre temas técnicos o tácticos, pero también acerca de las propias vidas de algunos colegas.
De esa manera conocí la historia de Michel Huenuqueo, un profesor de tenis que imparte sus clases en un colegio de Chiloé.
Tras escucharlo, concluí que se trata de un afortunado, porque cuenta con tres de los requisitos fundamentales para triunfar en cualquier ámbito: ganas de aprender, esfuerzo y pasión por lo que hace.
Para llegar a la capacitación, este entrenador viajó alrededor de dieciocho horas desde el sur, tanto en transbordador como en bus.
Pese a eso, nunca se quejó, ni le faltó el ánimo mientras se desarrolló el curso. Al contrario, fue muy participativo y un aporte.
Luego de conocer su historia y dimensionar el viaje que realizó, me da un poco de vergüenza confesar que, en ciertas oportunidades, no voy a lugares ubicados dentro de Santiago, por considerar que quedan demasiado lejos.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
