Existen distintos tipos de profesores de tenis.
Algunos son más autoritarios, otros más flexibles; los hay más estudiosos, pero también es posible encontrar otros más intuitivos.
Ciertos coaches son más amigos del jugador y otros, más distantes.
He conocido profesores de tenis prestigiosos, con todas las personalidades y características enunciadas. Así que el éxito no tiene una fórmula, ni una receta definida.
Creo que, en general, la diferencia entre un entrenador y otro, no radica en lo que cada uno de ellos sabe, ya que todos asisten más o menos a los mismos cursos.
Desde mi punto de vista, lo que los hace distintos es cómo interpreta y aplica cada uno de ellos lo que sabe; cómo lo transmite; cómo se conecta emocionalmente con el alumno, y cómo une distintas ideas para dar forma a una nueva manera de hacer las cosas, lo que equivale a su propia metodología.
Ningún jugador es igual a otro y, por lo tanto, no todos necesitan lo mismo. Cada jugador debe elegir al entrenador con el que se sienta más cómodo. Aunque no sea el coach de moda, el más popular, el con más títulos, ni el que trabaja en el mejor club.
Como está demostrado, un coach puede alcanzar el éxito por diferentes caminos. Pero también creo que un profesor de tenis no puede eludir ciertas obligaciones, propias de su condición de docente.
Pienso que el entrenador, no solo tiene como misión enseñar a jugar tenis. También debe formar al alumno, si se trata de un niño, a través del tenis.
Esta disciplina deportiva constituye una potente herramienta para traspasar valores, que le serán útiles a quien los reciba tanto dentro como fuera de la cancha.
Por otro lado, estoy convencido que un buen profesor de tenis, no sólo les describe y demuestra a sus alumnos cómo se ejecuta un determinado golpe, sino que también les explica para qué sirve y cuándo se usa.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
