Cualquier entrenador puede hacerte transpirar, pero no cualquiera te puede enseñar.
Cualquier profesor te puede animar diciendo “vamos” o “dale”, pero no cualquiera logra que saques lo mejor de ti.
Cualquier entrenador puede usar términos rebuscados, para dejar en evidencia que sabe mucho, pero no cualquiera te explica las cosas como tú lo necesitas para comprenderlas.
Cualquier entrenador puede aceptarte todo, pero no cualquiera te va a decir lo que estás haciendo mal, y arriesgarse a perderte por querer que mejores.
Cualquiera puede dar clases de tenis: basta con tener un nivel tenístico aceptable, una raqueta, un canasto con pelotas, arrendar una cancha y hablar con simpatía.
Pero no cualquiera enseña con conocimiento, metodología, paciencia y genuina pasión.
Eso no se improvisa, ni se compra.
Una cosa es parecer profesor de tenis.
Y otra muy distinta, es serlo de verdad.
Entonces, si cuentas con un real y auténtico profesor de tenis, él te va explicar cómo enfrentar y superar situaciones complicadas, tales como conseguir ganar jugando mal.
Porque ganar jugando mal constituye un triunfo doble.
Primero, vences a tu rival, a quien derrotaste solo con las armas con que contabas ese día, lo que resulta muy valioso.
La segunda victoria derribó a esa versión tuya que durante mucho tiempo no creía en ti y se convertía en tu peor enemigo, llevándote a caer mentalmente en un pozo, presa de los nervios, el miedo y la frustración, cada vez que entrabas a la cancha y sentías que jugabas mal.
Una vez que se aprende a ganar jugando mal, uno se transforma en otro jugador.
Uno situado en un escalón más alto, que tu versión anterior como tenista.
Porque ahora sabes que puedes confiar en ti, mantener la calma y triunfar aun cuando las sensaciones en la cancha no sean buenas. Así se disipan las sombras y eliminan fantasmas que acechan a todo jugador, cuando las cosas no van bien.
Eso tiene una incidencia enorme en la autoestima de cualquier deportista, lo que se traduce en la tan preciada confianza, que por lo general conduce al triunfo.