Tengo claro que lo que sé sobre tenis es debatible, y que mi palabra no es ley.
Así que no trato de convencer a nadie, de lo que creo saber como profesor de tenis.
Pero en lo que de verdad no estoy dispuesto a transar, no se vincula con la técnica, ni la táctica
En lo que no voy a ceder se relaciona con el respeto, tan vapuleado, ninguneado y degradado en los tiempos que corren.
Estoy seguro que jamás, nunca, un profesor de tenis debe tolerar faltas de respeto de cualquier alumno, ya sea un niño, un adulto o un jugador profesional.
¿Cómo llegué a tener esa certeza absoluta?
Lo aprendí, precisamente, tolerando faltas de respeto de mis alumnos.
Al llegar a mi casa y mirarme al espejo, me sentía mal conmigo mismo, ya que había permitido que me pasaran a llevar.
Me habían faltado el respeto, pero lo peor es que me había faltado el respeto yo mismo, dejando que se vulnerara mi dignidad, por no perder un trabajo o un alumno.
Hoy, no acepto malos comportamientos de parte de nadie.
Me da igual si se trata del hijo de un socio influyente del club, un juvenil con gran proyección, un adulto con muy buena situación económica o un tenista profesional.
En la actualidad, cualquiera que me falte el respeto en una cancha de tenis, tiene que tomar sus cosas rápidamente y desaparecer, o simplemente me voy yo.
Lo he hecho. No me ha temblado la mano.
Y al llegar a mi casa, me he mirado en el espejo y he sabido que hice lo correcto.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com
